miércoles, 23 de febrero de 2011

Locuras de una noche en el Falla

Llego a la puerta del Falla, me piden la entrada junto al DNI. Subo hasta el anfiteatro donde tengo mi asiento. Los acomodadores me ayudan a encontrar mi sitio exacto y... toma ya, columna casi delante, me va a tocar ver la función un tanto escorado.

La voz de Eduardo Bablé anuncia la primera agrupación, un coro de Puerto Real disfrazados de Wendolyn, con diferentes uniformes del ejército. Infumable. Luego viene una chirigota de Cádiz, "Aquí no hay quien viva", con un tipo espectacular de féretros con sus respectivos inquilinos dentro. Repertorio divertido, se agradece que te toque una sorpresa así en preliminares. Tras ellos una comparsa de Úbeda, sin comentarios. Tan solo señalar que el anfiteatro se fue vaciando poco a poco mientras interpretaban un infumable repertorio. A continuación un cuarteto de Córdoba, pero mi sexto sentido me hizo salirme al ambigú. Desde allí, con una cerveza en la mano pude escuchar el jaleo procedente del cachondeo del gallinero. Así tuvo que ser su comparecencia.

Y por fin el plato fuerte, lo que yo había venido a ver. Vuelvo a mi asiento. El teatro ya está calentito. Palmas y compás por doquier. Bable anuncia: 
- A continuación actuará la comparsa gaditana con letra de Antonio Martín García y José Guerrero Roldán, música de Antonio Martín García y dirección de Francisco Sánchez Pallán 'el Pacoli'. Con todos ustedes: Las Locuras de Martín Burton.

El teatro se viene abajo y no han empezado a cantar. La agrupación, medio a oscuras, espera que se apague poco a poco la fogosidad del público para que Pacoli comience a puntear en su guitarra. Empieza la música y suena algo distinto, se vislumbra una guitarra acústica. Arrancan las voces, suave, con dulzura y poco a poco se va imprimiendo ese ritmo inigualable de Antonio Martín. Una cortina de percusión, un gran timbal y cuando te das cuenta la presentación ha terminado y el teatro vuelve a caerse. 'El Pellejo' ya se ha hecho notar y se ha cumplido del rumor de que Antonio haría "cositas" para que se luciese. Así ha sido.
- Antonio, ¡no te mueras nunca! - grita alguien del público.
- ¡62 años! - grita otro.

Pacoli inicia ya el pasodoble, ese hombre es un seguro de vida para la comparsa. Calidad y cantidad por igual. Melodía muy bonita. Los gritos descritos anteriormente parecen preminitorios, pues sobre eso versa su primer pasodoble. El miedo a pasar de moda y a que cada día gustan más Bienvenido, Tino Tovar, Juan Carlos o Luis Rivero. Pero le tienen que matar para que deje de escribir a Cádiz. El teatro de nuevo boca abajo.

Segundo pasodoble a la crisis y la falta del trabajo en Cádiz. Hay quien no le gusta al final del pasodoble eso de "Cádiz de mis entretelas", pero Antonio es un hombre clásico y muy dado a obsequiar al público con lo que pide.

Comienzan los cuplés con un sello inconfundible "made in Yuyu", tanto en música como en letra. Ambos hacen reir y el estribillo hace las delicias del público:

"Que se pare el tiempo de mi reloj,
que nunca se acabe el sueño contigo.
Ábreme las puestas de corazón,
que en este romance no haya razón
y que el mundo rabie corzón mío...
Que si tienen que decir
que si Martin Burton - Burton Martin
¡tú siempre me tienes loco perdío!"

Melodioso, Pacoli hace los honores en el popurrí. 'El Pájaro' comienza hablando y explicando que el popurrí va a ser una locura. Y tanto. Os dejo que los escuchéis por vosotros mismos. Para mi es una maravilla, sobre todo la cuarteta acompañada por la bailarina (la bailarina es lo de menos, me refiero a la música y letra). Y al final, a modo de "voy a dejarme de pamplinas", lo que el público venia buscando, ritmo puro de 3x4 y uno de esos finales aceleradísimos que ponen el corazón a mil. ¡Cai!